viernes, 28 de octubre de 2011

DIA DE LA CANCIÓN CRIOLLA

LA GRAN "CARRERA" DE JUAN MANUEL

Por Manuel Acosta Ojeda.

Creemos que el encanto de nuestra llamada Canción Criolla reside en su largo proceso de mestizaje, siendo el negro peruano el iniciador de esta manifestación popular, seguidas del blanco y el andino.

El panalivio, la zamacueca, el son de los diablos, el alcatraz, el samba-landó, la habanera, el tondero, la resbalosa, la marinera norteña, el valse, la polca, el canto de jarana y el tropicalizado festejo son las danzas y canciones –salvo error u omisión– que conforman nuestro repertorio criollo.

HABÍA UNA VEZ...
Los criollos de antaño no necesitaban un día para festejar su música; había la costumbre de reunirse los fines de semana para cultivarla en los centros musicales desde 1935, con la creación del Carlos A. Saco, ubicado en los Barrios Altos, en la esquina de Acequia de Islas y Los Naranjos, en la actualidad cruce de los jirones Huánuco y Miró Quesada. Al año siguiente, el CSM Felipe Pinglo Alva; luego, el Pedro A. Bocanegra, El BarriosAltos, El Victoria, entre otros.

Debiendo mencionar también la obligatoriedad para el cumpleaños de un criollo de festejarlo con serenata, santo y joroba.

Hasta que el 18 de octubre de 1944, mediante una resolución suprema, el presidente Manuel Prado Ugarteche declaró Día de la Canción Criolla el 31 de octubre.

Pero no fue por voluntad del mencionado presidente, quien por ser aristócrata no era muy partidario de las costumbres populares. Este logro se consiguió por la férrea y terca campaña de don Juan Manuel Carrera del Corral, nacido en Lima el 11 de mayo de 1904; sus padres fueron el doctor Juan Manuel Carrera, auditor general del Ejército, y doña María Esther del Corral. Este personaje trabajaba en el diario El Comercio, –como linotipista–, de propiedad de la poderosa familia Miró Quesada, la que influyó notablemente en la aprobación del pedido. Pero hay un dato poco contado dentro de esta historia; el día elegido originalmente fue el 18 de octubre, lo que causó gran malestar en los devotos del Señor de los Milagros, pues coincidía con la salida en procesión del Cristo Moreno. Luego de varias conversaciones se eligió el día 31 del mismo mes, por ser víspera de día feriado y así poder celebrar con tranquilidad.

Juan Manuel Carrera del Corral, como presidente del desaparecido Centro Musical Carlos A. Saco, encabezó la organización para la noche del anuncio de la resolución, consiguiendo la asistencia de Manuel Prado, quien desde el balcón del segundo piso de la mencionada esquina se dirigió a los concurrentes que llenaban totalmente la plaza Buenos Aires, anunciando la creación del Día de la Canción Criolla. La transmisión al público y al país entero estuvo encargada a Radio Nacional del Perú.

Terminado este protocolo, los directivos de los otros centros musicales que fueron invitados retornaron a sus respectivos locales, donde los esperaban para continuar con la celebración.

Carrera, "luego de tener una operación quirúrgica de urgencia, dejó de existir en el Hospital Obrero a las 11 de la noche del domingo 3 de mayo de 1959. Dejó una esposa, Inés Ballesteros de Carrera, y cinco hijos: Celia, Inés, Cecilia, Ramón y Juan. Sus restos se encuentran en el cuartel San Joaquín 52-D del cementerio Presbítero Maestro de Lima (1)".

Nobles bohemios (valse)Alcibíades Coronado
Se oyen las guitarras y laúdes,
tristes melodías que son quejas,
en que se recuerda con cariño
a los nobles bohemios que se fueron.
El Día de la Música Criolla,
que con regocijo se celebra
recordando a los criollos del pasado
surgen estos nombres a mi mente.
Pinglo, Saco y Bocanegra,
tres maestros sin igual,
fueron los que enriquecieron
nuestro folclore nacional.
Hoy se escucha por doquier,
en sentido modular,
quejas que salen del alma,
es la canción popular.

(1) Información: Darío Mejía



Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano.



lunes, 24 de octubre de 2011

FÉLIX CASAVERDE VIVANCO

Sin títuloVolver para Quedarse


ESCRIBE: MANUEL ACOSTA OJEDA

EL PERÚ LLORA LA PÉRDIDA DE FÉLIX CASAVERDE, UNO DE LOS MEJORES MÚSICOS NACIONALES. SU ESTILO DE TOCAR LA GUITARRA, SOBRIO Y ELEGANTE, LO UBICÓ EN UN ALTO SITIAL. Y SU ARTE FUE RECONOCIDO EN OTROS PAÍSES COMO MÉXICO, DONDE ACOMPAÑÓ A TANIA LIBERTAD.

Conocí a Félix Casaverde cuando éste era un niño de unos siete años. Fue en casa de la familia Bolaños, en la calle del Carmen, en Surquillo. Allí ensayaba el conjunto de música tropical "Los Nieves", integrado por "Nacho" Bolaños, Jorge y Luis Casaverde -tío y padre de Félix-; este último tocaba el acordeón y la guitarra; era el único del conjunto que sabía leer y escribir música.

A esta casa le decían "El Rancho", porque era muy grande; en ella había música constantemente. Juan José Araujo, laudista; Carlos Hayre Ramírez, guitarrista; Augusto Ballón, uno de los más cercanos amigos de Felipe Pinglo Alva; Teófila Ramírez; Víctor Almenerio y muchos otros cantantes e instrumentistas.

Allí fue que, viendo la colocación de los dedos de la mano izquierda sobre los trastes, aprendió las posiciones básicas, para acompañarse en algunas canciones. Por aquella época, la jerarquía patriarcal era muy respetada y a don Lucho no le gustaba que su hijo tocara la guitarra, razón por la que nunca le enseñó ni permitió que tocara la guitarra delante de sus amigos.

Por el año de 1962, la junta militar de gobierno que derrocó a Fernando Belaunde, convocó a elecciones generales; el Partido Comunista creó el Frente de Liberación Nacional encabezado por personajes pintorescos como el cura Salomón Bolo Hidalgo y "Sofocleto", además del general E. P. César Pando Egúsquiza y el doctor Ángel Castro Lavarello; Félix con solo 16 años, acudía entusiastamente a las manifestaciones. Fue entonces donde lo recordé y entablamos amistad, a pesar de la diferencia de edades. Pasadas las elecciones, dejamos de vernos.

En casa del ahora consagrado guitarrista Rufino Ortiz, nos reencontramos; sorprendiéndome Félix con sus progresos en la armonía. Al tiempo lo vi con grato asombro por la televisión, acompañando a Chabuca Granda.

Su destreza y elegancia le consiguió un alto sitial, como acompañante de artistas de renombre, dentro y fuera del Perú, como es el caso de Chabuca Granda, Susana Baca, Eva Ayllón. Mención aparte merece su trabajo en México al lado de Tania Libertad, durante ocho años (enero 2001- enero 2009). Retornó con muchos proyectos, con ganas de seguir trabajando en el folclor negro costeño. Sin olvidar, que el Perú no es solo la costa, por lo que tuvo varias presentaciones, alternando con instrumentistas de la música andina.

Fue uno de los pocos artistas negros que coincidían con mis opiniones de que en el Perú lo único africano que había eran las embajadas; cuando le preguntaban sobre lo "afroperuano", siempre respondía con su acostumbrada calma: "nada de afroperuano, aquí no hay religiones africanas, él que ha visitado Senegal, Angola, de primera mano, sabe que esto es harina de otro costal".

No me queda más que decir, ¡hasta siempre! a un gran artista, compañero y amigo. 

Aquí la canción que Daniel "Kiri" Escobar, le dedicara hace  muchos años.

"TUS MANOS SON DE VIENTO"
A Félix Casaverde...
Yo quiero que el hombre no muera
de hambre, de odios, de olvidos.
No quiero que haga la guerra,
yo quiero que lleve sus manos
con agua de cielo
y luz del verano.
Yo quiero que el hombre sonría
le cante a la sal de los días
que vayan sus manos de viento
al surco de tierras baldías
que salga al camino y atrape la vida.
Ven, vamos a hacer un mundo nuevo
con la juventud de la mañana
que es un arco iris este sueño
la más bella flor en mi ventana.
Vamos que ya va llegando el día
y hay que engalanar las casas viejas
toda la comarca es una fiesta
saludando al mar con melodía.
Vamos mi amigo, vamos andando el camino.
vamos mi hermano, el camino está esperando.
vamos mi amigo, vamos sembrando, sembrando.
vamos mi hermano, vamos cantando, cantando.
tus manos son de viento.
tus manos son de amigo.
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Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano (24/10/2011)


Corazón, Félix Casaverde (Guitarra), Julio Tirado (Cajón)

Tus manos son de viento - Kiri Escobar

Felix Casaverde - Cuatro Tiempos Negros Jovenes

sábado, 22 de octubre de 2011

MARIANO MELGAR VALDIVIESO

melgar
MARIANO MELGAR VALDIVIESO
El primer autor criollo


Por Manuel Acosta Ojeda.

El poeta arequipeño no sólo fue un revolucionario patriota, Mariano Melgar fue también el iniciador de la música criolla en el naciente Perú. Sus creaciones, llenas de romanticismo, expresan un sentimiento profundo y propio.


Por 1940 se sabía muy poco de él en Lima, para los niños de esa época era como un sueño, parecía una leyenda, no había certeza ni de la fecha de su nacimiento. Ahora podemos decir que nació el 10 de agosto de 1790, siendo bautizado el 12 del mismo mes, ya que un recién nacido tenía que recibir este sacramento antes de los tres días, so pena de quedarse "moro".

Muchos dudan sobre su calidad musical, a lo que Juan Carpio Muñoz responde con referencias históricas: que el maestro Francisco Tomás de Quiroz le enseñó a tocar la vihuela y el órgano; que Arndt von Gavel encontró en el archivo de la Sociedad Musical de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Arequipa un miserere cuya música y letra lleva impreso el nombre de Mariano Melgar.

Ten mi Dios, mi bien, mi amor,
misericordia de mí,
ya me ves postrado aquí
con penitente dolor...

Para luego continuar con la décima número XII: "No me arrojéis enojado/ de tu presencia
Señor...".

Su mayor aporte fue a la literatura, sin recibir muchos elogios, la única obra que él ve publicada sería la fábula: "El ruiseñor y el calesero" (1813) en el diario limeño El Investigador donde manifiesta su posición ideológica, al denunciar la manipulación de la conducta popular por las clases dominantes. Eran tiempos de ebullición social libertaria, atravesando el país por una anarquía política.

1827 es el año en que empiezan a salir a la luz las obras de nuestro Precursor de la Independencia. "Carta a Silvia" –publicación póstuma en Ayacucho– fue su tarjeta de presentación como escritor, pues ya era conocido por entregar su vida en busca de nuestra Independencia y a partir de allí se le tituló como: "El Poeta Mártir".

José de la Riva Agüero lo califica como un "caso curioso en la literatura peruana", a lo que José Carlos Mariátegui responde: es "el
primer momento peruano de esta literatura", “el primer momento peruano de esta literatura”. Luis Alberto Sánchez respalda también a Melgar y afirma: "Si se insiste en menospreciar al poeta por imperfecto, se comete craso error. Cualquiera fuese su torpeza expresiva, le salva su valentía temática. Él rompe las trabas coloniales. Exalta a la mujer. Se entrega a la patria" (1).

Sin mala intención se ha presentado a Melgar como el creador del Yaraví, a lo que anotamos que él jamás utilizó este título y que esta forma de canto existía mucho antes, sólo con el nombre de "canción". La palabra Yaraví sería recién de 1862 y "responde a un afán taxonómico y nominalista de algunos eruditos y viajeros como Antonio Pereyra y Ruíz, Mateo Paz Soldán que basados en el parentesco musical y literario de las antiguas canciones con los Harawis Incaicos las 'bautizaron' como Yaraví" (2).

El celador mayor –el pueblo–, a través de la tradición oral, cuida y transforma a sus gustos y necesidades la herencia artística. Es por eso que la "canción" "Pues no pueden mis clamores", convertido al yaraví "Constancia" se llevó al disco reducido y con variaciones en su letra, por los hermanos Neves Govea y así quedó.
Pues no pueden mis clamores,
mis ansias, ni mis suspiros,
cruel, ablandarte;
Llegará el día fatal
en que puedan mis desgracias
horrorizarte.
Insensible a mis querellas
has nublado mi existencia
en esa mañana;
y contenta con mi llanto
con mis martirios y penas,
vives huraña.
¡Ay! si después de la muerte
Allá, dentro del sepulcro
amor reinara,
desde allí cual fiel amante
–Silvia mía, encantadora–
reunido con los muertos
yo te adorara.

(1) Sánchez, Luis Alberto, La literatura peruana T. III. Ed.
Juan Mejía Baca. Lima Perú 1981, p. 766
(2) Carpio Muñoz, Juan Guillermo, El yaraví arequipeño.
Arequipa 1976, p.29



lunes, 17 de octubre de 2011

UN ROMANCERO PALOMILLA

LUCAS BORJA ROJAS

Por Manuel Acosta Ojeda.
No conozco otro paisano con tantas profesiones, como nuestro personaje: cantor, guitarrista, pianista, compositor, recopilador, arreglista, gremialista, torero, contador público, auditor, abogado e historiador.

Cariñosamente apodado en su juventud "el loquito de Abajo'el puente", por su enorme afición a la canción tradicional limeña. Con el transcurrir de los años, conoce y se enamora de la canción andina y la de todo el país, por lo que ahora merece ser galardonado con la orden "Loco por el Perú".

Nació el 14 de setiembre de 1933 en la avenida Grau 369, en el Chirimoyo de Barrios Altos. Hijo de don Lucas Borja Ricra y de doña Hilda Rojas Eusebio. Al poco tiempo se mudan al jirón Cajamarca y luego a Calle Nueva, cuadra 3 del jirón Libertad, cerca del Teatro Royal, en el Rímac.

El Colegio Fiscal 445, donde estudió su primaria, fue testigo del comienzo de una gran amistad con Héctor García, con quien empieza a cantar para las actuaciones escolares. La secundaria la hizo en el colegio José Granda. Estudia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos graduándose como contador público y, finalmente, como abogado.

Se inicia de manera profesional en la vida artística muy joven con el trío "Los Embajadorcitos", junto con Carlos Zambrano y Enrique Delgado. Formaría luego el trío "Los Rimenses" con Héctor García y Alberto Luque. Pero con el trío Los Romanceros Criollos alcanza su consagración definitiva; la primera y originalísima guitarra era don Guillermo Chipana Machao, "el Chino" –quien nos dejó el 25 de diciembre de 2002–; Julio Cerna Álvarez en la primera y potente voz y nuestro Lucas Alejandro, guitarra de apoyo, segunda voz y arreglos. Popularizaron muchas canciones, de todas ellas, hasta hoy se recuerdan "Engañada" y "China hereje".

Debutan en Radio El Sol en noviembre de 1953, con un éxito impresionante a pesar de la inmensa popularidad con la que contaban los Embajadores Criollos, por 1950, y los Troveros Criollos, en 1952. Muy pronto las disqueras se interesaron por este trío de jóvenes, que entre las ofertas escogió la MAG. Pasando a la historia con 49 años de trabajo como el trío de más amplia trayectoria.

En 1959 crea el trío "Los Palomillas" con sus amigos de toda la vida, Héctor García y Enrique Delgado, causando grata impresión.

Como compositor, su obra más conocida es el valse grabado por los Kipus "Amorcito tengo una pena, que me acongoja de tal manera que me lacera...".

Integran su obra: "Vengo a cantarte mi serenata como acostumbro todas las noches a tu ventana...".

"Cantar llorando": "Al alejarte nuevamente de mi lado quede llorando por tu determinación...".

"Estoy celoso": "Estoy muy triste por que hace noches que no te veo, estoy muy triste y sin tu cariño me voy a morir...".

"Rioja". "Salí de Lima rumbo a otras tierras, cruce la sierra a otro confín, a esa delicia ceja de selva, Rioja provincia de San Martín...".

"Cuando toco mi guitarra tu nombre surge en mi voz y el aire en grito desgarra si se desamarra de mi corazón...".

Es el autor y recopilador que ha trabajado más en cuanto se refiere a la canción patriótica, la que nos recuerda a Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Francisco Bolognesi, Miguel Grau, Andrés A. Cáceres, Abelardo Quiñones y muchos otros héroes.

Este gran trabajo se muestra en forma constante y con gran vigor por el apoyo y la bien timbrada voz de Luisa Ramos Mere en el Dúo Patria desde junio de 1990. Con ella no sólo comparte ideales, sino la terca esperanza de recuperar los valores humanos.

"Defendamos nuestra música peruana que es del pueblo su más intima expresión, basta ya de melodías importadas, si tenemos grande acervo y tradición (...) si no me escuchan yo lo dejo a su conciencia, si han olvidado que son hijos del Perú, han sembrado vientos con su indiferencia, que es lo que desvía a nuestra juventud...".








Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano.

LA MELODÍA DEL FOGÓN

ENTRE CARBÓN, BATÁN Y GUITARRAS
Por Manuel Acosta Ojeda
La deliciosa comida tradicional peruana que disfrutamos con deleite, al igual que nuestra música popular, es el producto de un largo y hermoso proceso de mestizajes. Desde el lejano inicio de esta mezcla, el placer del buen comer ha estado siempre escoltado de cuerdas, voces y palmas.
En las antiguas casas de Lima, no faltaba un corral al fondo de la casa, junto a la cocina. Recuerdo una noche de jarana en casa de Hernán La Rosa, conocido cariñosamente como “Carnero” –porque tenía el cabello blanco, largo y encrespado–; serían las 10 de la noche y ya “hacía hambre”. En sol mayor y sonriendo pícaramente, inició una resbalosa que decía:
Para comerse un pollo
a la minuta
muy bien guisado
se necesita un pollo
bien tiernecito y bien desplumado.
Lo primero que se hace:
se prende la candelita
y luego se coloca
la cacerolita.
Ajitos y cebollitas
y ají muy bien picados
y una vez que está dorado
se da la vuelta
pal otro lado.
Recordemos que la resbalosa ha sido añadida como segunda parte del canto de jarana o marinera limeña. Esta creación –sin autor conocido–, se canta desde principios de 1900.
Con la tecnología moderna han desaparecido patrimonios culturales de nuestros abuelos: “el batán”, “el mortero”, “el brasero”, “la leña”, el “carbón de palo”, “el soplador”, “la olla de barro”, “la cuchara de palo”.
El concolón era el arroz que al fondo de la olla –al principio– por descuido se doraba –casi quemado– absorbiendo todo el aroma y sabor de la manteca de chancho. Fue tal la aceptación de este error, que se empezó a hacer ex profeso.

Existe un “Festejo” que en su parte final dice:
Arroz con concolón.
con su “bitute” o´ita no má...
El bitute según Juan José Vega era el término utilizado por los afrodescendientes, para nombrar al frejol guisado. Con el tiempo el término se extendió para denominar la comida.
Compañeros de viaje fueron el chino y el blanco. Fernando Soria Menacho, integrante de “La Palizada”, escribió varias obras “a la manera del negro”.

'Chinito chicharronero
dame un pan con chicharrón;
que no tenga mucho hueso,
chinito no seas ladrón.
Que el pan esté calientito,
que no tenga migajón
y ponle un camote frito,
chinito no seas ladrón...

Noche criolla es el valse que mejor habla de la comida criolla, pertenece en letra a la poetisa moqueguana Amparo Baluarte y en la música a Nicolás Wetzell Romero.
Los licores provocan, mi bien,
y la causa limeña también;
qué rico está el camarón,
que dulce está el picarón
y los choclitos tiernos son.
Los anticuchos pican
como tus labios,
mi morenita gentil,
tienen bastante ají,
pimienta y perejil.
La chicha sabe a gloria,
y hace cosquillas,
cuando llega al paladar,
y el escabeche está
diciendo: como yo
no hay nada mejor.
Recopilé y completé unos viejos versos que escuché en mi querida Moquegua.
Me invitaron a Yacango
a casa ´e los Antillaque,
a comer la “cacharrada”
plato caro y “badulaque”.
Casi muero de placer.
¡Que delicia de comida!
Hígado y corazón,
“chunchulas” y “criadillas”.
Pisco, vino y chicha “baya”
“resacao”, para los gases,
ají con queso y “racacha”,
polcas, marineras, valses.
Jamás he gozado tanto.
Como es un cuento de hadas,
para el día de mi santo
¡Quiero una “cacharrada”!
Los creadores del 90 por ciento de la “canción y comida criollas” fueron los negros, en los galpones,
chacras y callejones. Y hoy se pasea “coqueta” por los más elegantes salones del mundo.
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domingo, 2 de octubre de 2011

Flores para Adrián

UNA ENTREGA DE ALMA, CORAZÓN Y VIDA

Por Manuel Acosta Ojeda

Podemos afirmar que después de “Nube gris”, de Eduardo Márquez Talledo, el valse más cantado –hasta hoy– es “Alma, corazón y vida”, de letra y melodía
sencillas, que exhala una gran sinceridad, transmitiendo una profunda ternura, logrando comunicar inmediatamente el mensaje que encierra.
Pertenece en letra y música a don Adrián Flores Albán, nacido en el distrito de Bellavista, provincia de Sullana, departamento de Piura, el 8 de setiembre de 1926; sus padres fueron don José Eusebio Flores Cruz y doña Felicita Albán Silva.
Nuestro amigo Gonzalo Toledo Crovetto contaba la historia de un señorita de nombre Eva, quien era la “culpable” de la existencia del valse; tumbesina, quien se casó con un comerciante, lo que motivó que Adrián viniera y viviera en los Barrios Altos.
Y es así como nace en 1948 “Alma, corazón y vida”; todavía en su tierra natal, y la anota sobre el exagrama de su guitarra, pues Adrián, al igual que la mayoría de los que hacemos canción popular en el Perú, conocemos primero “el palo trinador” y después la teoría musical.
Ese año es inolvidable para mí, porque se interrumpió la democracia por el golpe de Estado que encabezó el general Manuel A. Odría, derrocando al gran tribuno arequipeño José Luis Bustamente y Rivero.
Volviendo al tema, en 1952, Teresita Bergamino, casi una niña, cantante con gran simpatía, graba en discos, para el sello Odeón, su valse, causando tremendo impacto en los aficionados a la música criolla. Luego, lo graba Esther Granados, para Sono Radio. Pero es con “Los Embajadores Criollos”
–que lo graban ese mismo año para Odeón– que rompe todos los topes de venta conocidos. Alejandro “el Chino” Rodríguez le crea un punteo en la guitarra que, en los teatros, la gente aplaudía de pie, haciéndolo repetir. En la parte final del valse, Carlos Correa le hace un contrapunto adelantando la melodía y la letra, un poquito antes de la voz de Rómulo Varillas, que el público también hacía repetir en Radio Victoria, donde era tema obligado todos los días en los programas de mediodía.
La letra dice:
Recuerdo aquella vez, que yo te conocí,
recuerdo aquella tarde pero no me acuerdo
ni como te vi.
Pero sí te diré, que yo me enamoré,
de esos tus lindos ojos y tus labios rojos
que no olvidaré.
Oye esta canción que lleva, alma, corazón y vida,
estas tres cositas nada más te doy.
Porque no tengo fortuna,
estas tres cosas te ofrezco,
alma, corazón y vida y nada más.
Alma para conquistarte, corazón para quererte
y vida para vivirla junto a ti.

En 1955 –su eterno valse– rompe récords de venta en Brasil, en las voces del trío “Marabú” para el sello Copacabana. Después, lo graban en Argentina el trío “Monges, Ayala y Sánchez” y “Las Argentinitas”. Luego, “Los Panchos”, los originales: “Chucho” Navarro, Alfredo Gil y Hernando Avilés.

En marzo de 1979, lo graba como balada el famoso cantor español D’Jango, y en agosto del mismo año su paisano Raphael le dice: “Hey, eso es un valse peruano” y lo graba en su ritmo original. Y así podríamos seguir...
Tengo un gratísimo recuerdo de esta canción; estaba en París y Julio Ramón  Ribeyro me llevó al restaurante L’escale, en el barrio latino, muy cerca de La Sorbona, donde me encontré con Milton Zapata, guitarrista piurano, y Martín Torres, músico argentino; este último me llevó a Odeón 10, donde había un barcelonés que cantaba y tocaba la guitarra muy bien. Al enterarse de que yo era peruano, interrumpió su recital y me dedicó “Alma, corazón y vida”.
Noble y alegre –como un aumento de sueldo–, querido Adrián, “¡Feliz te recibe el año...!”

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Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano