FILOMENO ORMEÑO BELMONTE
Creador sin seguidores
Sus creaciones son poseedoras de una fina melodía, mecida por una cadencia especial sin precedente en el valse, las que encierran garbo, donaire, elegancia y travesura, adjetivos que reflejaban la personalidad del limeño de la época.
Es uno de los principales creadores populares que innovó el valse criollo del Perú. Los que alcanzamos a conocerlo y a ser amigos suyos, jamás olvidaremos su forma de tocar el piano.
Había que oírlo en: "Mano de bronce", "Cuando las hojas caen", "Ensueños", "Idolatría", "Rosaelvira" y otros valses, suyos la mayoría. Su técnica académica a todas luces, aplicada al folclore musical, enriqueció sin desvirtuar la melodía y la armonía del tondero, de la marinera y del festejo. Su entrañable amistad y los largos años de trabajo en el piano a "cuatro manos", con Lucho de la Cuba, nombre artístico de Luis Cuba, hizo inseparable el binomio "Ormeño-De la Cuba". Y es que "Filo" tuvo contacto con la música académica desde niño, cuando cursa estudios en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo, en un local anexo al convento de San Francisco, en la calle "Del Milagro" que sale a la avenida Abancay. Hoy está en la avenida Sucre 1200, Pueblo Libre.
Don "Filo" nació en Lima un 6 de junio de 1899, o sea que era mayor que Felipe Pinglo por 42 días. Fueron sus padres: don Filomeno Ormeño Bustamante, pianista y escultor, y doña María Isabel Belmonte Valdivia, que era hija de español y trujillana.
Cuando estaba a punto de ordenarse como sacerdote, la vida lo hizo conocer a una jovencita de quince años que respondía al nombre de Elena Cueto Nolberto, y que por feliz coincidencia, también tocaba el piano, y el maestro decidió "colgar los hábitos".
Luego la bohemia, esa amante furtiva que asedia y conquista a todo buen artista, lo llevo a vivir por Lince, los Barrios Altos, Jesús María. El arte de un creador que no es bohemio, es frío, esquemático, organizado, "computabilizable".
A diferencia de los demás criollos el buen "Filo" dejó una autobiografía, donde da datos precisos de sus estudios y su vida artística.
Filomeno como artista sensible supo entender y aprehender los problemas de una Lima en formación, que buscaba su razón de existir, su identidad. Es interesante observar cómo creadores coetáneos, como Ormeño, Pinglo, Casas y Carreño viviendo en un mismo ambiente y recibiendo la misma "información", "procesan" en distinta forma lo receptado y dan diferentes "productos".
La voz femenina que mejor cantó las canciones de Filomeno Ormeño, fue Bertha Campos Beltrán quien conformó dúo con Norma Wetzell. A los 13 años, siendo una niña, se escapaba de su colegio que estaba entre las calles Buenos Aires y Paz Soldán de su "Callao querido" y se iba a la "audición" de aficionados que había en radio Lima, cuando ésta estaba en la Plaza San Martín. Bertha entonces no imaginaba que algún día sería la viuda de tan famoso maestro.
Evocación a Lima-valse "amazurcado"
A ti, Oh Lima querida
Ciudad de mis amores
Quiero evocar con mi lira
Tus románticos fulgores
Fuiste la madre que en mi infancia
Hiciste palpitar las canciones
Que te cantaron en la lontananza
Los trovadores sus pasiones
Hoy al evocar esas melodías
Que fueron de ternura y de belleza
Siento sus infinitas armonías
Que me llenan de alegría y de tristeza.
De alegría porque gozo
Y de tristeza porque añoro
Aquel cantar glorioso
De mi Lima que yo adoro.
Desde Bolivia, escribo para dar
ResponderEliminarmi sincero homenaje a este gran maestro como fu don Filomeño y también don Luis de la Cuba. Soy un hombre de la tercera edad. Así pude escuchar desde joven las grabaciones de estos dos grandes maestros. Recién, pude conocer las biografías de ambos.