Tomado del suplemento "Variedades" del diario oficial El Peruano el 17/01/2011
ENTRE ARPAS, TIJERAS Y VIOLINES
Un sueño de cientos
Manuel Acosta Ojeda
Al cumplirse cien años de tu importante llegada a esta tierra que tanto amaste y que muy poco te entendió, teniendo que despertarla con el estruendo de tu muerte; quisiéramos regalarte un ciento de tijeras, que corten a los depredadores "Zorro de arriba"; cien arpas que hagan que "Los ríos profundos" irriguen de Perú, "Todas las sangres", y cientos de violines que endulcen y llenen de vida "La agonía de Rasu Ñiti", para que siga danzando en una gran Fiesta nacional sin "Yawar".
Nos conocimos por 1962 en la avenida Luna Pizarro cuadra 3 de La Victoria, donde funcionaba el Sindicato de Artistas Folclóricos del Perú. Dentro de la agenda a tratarse en la Asamblea, estaba un homenaje a la señorita Rosa Elvira Figueroa, creadora del grupo musical "Perú: canta y baila", que representaban danzas de las tres regiones. La negativa de Arguedas fue rotunda y exageradamente cruel; intervine y con respeto explique que la intención de Rosa era buena, pero que lograr representar con propiedad todo el país, era un sueño, –y cerca de 60 años después este no se ha cumplido–. El aplauso de la Asamblea respaldó mi posición e hizo que José María se retirara.
Las veces que volvimos a vernos, no cruzamos ni saludo ni palabra. Hasta que Rosita Alarco fraguó un almuerzo, al que asistieron amigos mutuos. Se limaron las asperezas e iniciamos un intercambio de nuestros conocimientos regionales. Llevándome a coliseos y fiestas patronales, donde me explicaba la simbología de las danzas y los cantos, sólo de Ayacucho, Apurímac, Cusco y Puno.
Por mi parte, –conocedor de su pésima opinión sobre nuestro valse criollo–, le canté "Oración del labriego", "El canillita" y "Pobre obrerita" de Felipe Pinglo, a lo que él respondió: "Eso no es criollo". Su concepto del valse estaba basado en lo que había escuchado por radio: frívolo y huachafo.
Poco a poco se fue interesando por el verdadero cancionero criollo y gracias a José Durand conoció a personajes como los hermanos Augusto y Elías Ascues, Luciano Huambachano, Víctor "el Gancho" Arciniega, entre otros.
De todos los géneros que conforman nuestro cancionero costeño, el que más lo impresionó, sin lugar a dudas fue el tondero piurano. Cuando "Los Tacaleños" terminaron de cantar me dijo: "¿Dónde puedo verlo bailar?, porque esto es serrano."
Esto respaldó mi teoría de que el tondero autóctono es indiscutiblemente piurano, creado por indígenas costeños pero con la incontenible presencia andina.
La enemistad entre andinos y costeños, creada por los españoles, aunque todavía subsiste, no ha sido obedecida por todos.
Alicia Maguiña hizo un hermoso valse, luego de la partida de Arguedas, el 28 de noviembre de 1969, quien fue velado en la Universidad Agraria, rodeado de inmensa fogatas y de centenares de estudiantes, artistas, maestros y público en general.
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