sábado, 31 de marzo de 2012

CANCIÓN "EL OBRERO"

CANCIÓN "EL OBRERO"
Entre Pasco y Áncash
Por Manuel Acosta Ojeda

Manuel Grijalva con Graciano Rixi y Jacinto Palacios figuran como autores de uno de los huainos más populares del Perú, "El Obrero", que se diferencian por muy pequeñas variantes, el primero fue inscrito en el Municipio de Cerro de Pasco y el segundo en la Biblioteca Nacional.

"¡En vano niña pretendes/ olvidar al pobre obrero! Son los primeros versos de uno de los huainos más populares del Perú. Toda mi vida estuve seguro de que este huaino pertenecía al maestro Jacinto Palacios, a quien tuve el honor de conocer por 1950. Cantante, guitarrista y compositor; famoso y muy querido.

Conocido como "el padre del folclore ancashino". Autor de "Mujer Andina", "Zorro Negro", "Caudillo Atusparia", "Trabajador de Minas", "El Minero" y muchas obras más.

Dicen que la necesidad crea la casualidad y viceversa, lo puedo confirmar.

Jamás me hubiera enterado de la historia de este huaino, de no ser por la invitación del poeta Luis Pajuelo Frías, director del Centro de Cultura Popular Labor, quien solicito mi apoyo, a principios de la década de 1980, para definir las canciones, los cantantes y los instrumentistas del disco Historia de la Música Minera de Cerro de Pasco.

El huaino "El Obrero", figura como de Manuel Grijalva Cabello en la letra y como musicalizador a don Graciano Rixi, considerado como el mejor compositor cerreño. El huaino del que estamos tratando, ocupó el primer puesto, en los carnavales de 1924. En los concursos que se celebraban anualmente, en los meses de febrero, en la "Real Ciudad de las Minas", Cerro de Pasco.


"EL OBRERO"
Música: Graciano Ricci
Letra: Manuel Grijalva Cabello


Si te ofrezco mi cariño
si te digo que te quiero,
tú me dices "yo no quiero
el amor de un carbonero".


En vano niña pretendes
despreciar así al minero
olvidando que es sincero,
el amor del pobre obrero.


De mi cara la negrura
no es el color permanente
es color que diariamente
sale oscuro de mi frente.


Como quieres que yo viva
sin esperanza ninguna
en la mina trabajando
la muerte solo esperando.

Parece ser que Manuel Grijalva, trabajó en las minas de carbón de Goyllarisquizga (en quechua: "donde cayó la estrella"). O tal vez escribió la letra del huaino a algún minero dedicado al duro trabajo de extraer, el "carbón de piedra".

Al año siguiente, para el concurso de los carnavales, en 1925, volvió a ganar la música de Graciano Rixi, con la muliza: "A ti". La letra es de Mariano V. Collao: "De la vida en el camino/ muchas veces encontramos/ al placer que va de prisa/ y al dolor que va despacio".

Curiosamente, en 1929, el mismo huaino "El obrero", con algunas variantes en la letra, gana el concurso de la Fiesta de Amancaes en el Rímac, interpretado por Jacinto Palacios Zaragoza. Pero es recién en 1955, cuando se registra con el número 104, donde dice a la letra: "Jacinto H. Palacios Zaragoza, ha depositado en esta Biblioteca, de acuerdo con la Ley del 31 de Octubre de 1849, dos ejemplares de la publicación intitulada "El Obrero"-Chuscada. Música y Letra". Biblioteca Nacional. Reg. Propiedad Intelectual.

Inscrita como sigue:
El Obrero

En vano, niña pretendes
olvidar al pobre obrero,
sabiendo que es sincero
el amor del pobre obrero.

Como quieras que yo viva
si tú vives engañando,
trabajando en las minas
solo la muerte esperando. 

La negrura de mi rostro
no es un color permanente,
trabajando diariamente
con el sudor de mi frente.
Tomado del Suplemento Variedades N° 244 del El Diario El Perunao (26/09/2011)


sábado, 10 de marzo de 2012

MAESTRO DE OBRAS

Constructor de Canciones y Sueños

MAESTRO DE OBRAS

Por Manuel Acosta Ojeda (24/01/2011)

Maestro de obras Don Alcides Carreño Blas es, para muchos, el que abre las puertas de la ciudad de Lima a la canción norteña. Heredero de Pedro Bocanegra Poémape, de Chiclayo; de Héctor “Patorro” Rojas Goyoneche, piurano, y del “negro” José del Carmen Martínez, trujillano, quien según Augusto Ascues, sería el autor del tondero Me tienen tus ojos, china.

El “Cholo” Carreño, nació el 24 de enero de 1905, en el barrio de Santa, de Trujillo. Su señora madre tenía una “sazón” espacialísima y muy conocida. Los platos típicos que preparaba eran “de chuparse los dedos”. Por esa fama fue contratada para la casa de uno de los apellidos más famosos del Perú: Haya de la Torre. Alcides, de tres años más o menos era el acompa-ñante de su mamá. Al poco tiempo se convirtió en el engreído de la familia, Zoila, Lucía y Víctor Raúl, jugaban con él, correteando por toda la casa.

El “Cholo” recordaba cómo le curaron unos granos que le salieron en la cabeza y luego se le infectaron. Zoila y Lucía, lo agarraban de los brazos y Víctor le jabonaba la cabeza haciéndolo gritar. Después de algunos años su mamá tuvo que dejar el trabajo, pero el pequeño se había acostumbrado a vivir allí, así que le rogó que lo dejara. Varios años después su madre volvió por él. Víctor Raúl, quien se había encariñado con Alcides, le suplico que no se lo llevara, que allí lo iban a criar, que no le iba a faltar nada. Su madre se fue muy triste. Pero no se dieron cuenta que el pequeño estaba escuchando y creyó que nunca más vendrían por él. Salió por la puerta falsa, corrió tras su madre, la alcanzó y se unieron en una sola lágrima.

Su incursión al mundo musical fue porque una bella doncella prefirió el amor de un amigo guitarrista, lo que animó a que nuestro personaje estudiara el instrumento. A la par, empezó a trabajar en la fábrica de jabones “Landauro”, luego pasó a la de curtiembres “Zamarruga”, hasta que su amigo José Maúrtua, -gran admirador de su forma de cantar- quien era “maestro albañil, le ofrece trabajo.

El Perú vivía el oncenio de Augusto B. Leguía, era 1924, año del centenario de la Capitulación de Ayacucho, bajo ese escenario, llegaron a Lima desde Salaverry –donde abordaron el vapor chileno llamado: “El Paleta”, que hacía viajes hasta el Ecuador– el “cholo” con su hermano Paulo, trayendo como equipaje, la bendición de su madre y un millón de sueños. A esa edad uno cree, que puede besar el sol, pensó que con sus tres oficios conquistaría la capital, la envolvería y se la llevaría de regalo a su madre. Pero en lugar de trabajo y hospitalidad, se encontró con indiferencia y hostilidad. Fueron varios los accidentes que sufrió Alcides en su oficio de albañil, convertidos, con los años, en graciosas anécdotas. El primer valse que creó en música y letra fue:

QUISIERA 

Quisiera reír, llorar y cantar;
reír sin recordar mi dolor,
llorar sin demostrar mi pasión,
y al son de una canción,
cantar para olvidar
que está aprendiendo a odiar,
mi pobre corazón.

La vida me hace pensar,
que es imposible en el amor,
reír, gozar y una canción cantar
sin demostrar dolor,
y al menos olvidar,
las penas del amor.

Cuando pienso en la cruel mujer,
quisiera contagiarle mi querer,
y al verla sufrir mi padecer.
gozar por su dolor,
por su llanto, reir,
y guardarle rencor,
hasta verla morir.
Este valse en muchas ocasiones parece tener un mensaje incongruente pues la letra sufre pequeñas pero tremendas alteraciones, como “ni menos olvidar” por “y al menos olvidar”.

Se atrevió a “construir” valses al estilo limeño como  Querubín, al estilo español:  Morena ; marinera limeña con resbalosa:  Negro tamborilero; festejo:  La Tomasa; y huainos muy bonitos, aunque Urpichallay –compartida con Julio Velarde– es recordado con mucho cariño por todos los amantes de la música no solo costeña, sino peruana.

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Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano (24/01/2011)

QUISIERA - Los Davalos



QUERUBIN - Delia Vallejos