EL ZAPATEO CRIOLLO
Por Manuel Acosta Ojeda
Muchos países latinoamericanos son dueños de un baile donde se utiliza la destreza de los pies, con calzado o sin él, al que denominan "zapateo" o "zapateado", derivados principalmente del andaluz, con influencias del canario, el catalán, el gallego y el castellano.
En Cuba se le conoce como "zapateo cubano"; "jarabe tapatío" en México; en Argentina como "malambo"; en el Perú como el "zapateo criollo". En los dos primeros, la danza es de parejas mixtas y los últimos sólo de varones.
Consolidada la dominación española sobre sus colonias, de las cuales la más beligerante era el Perú, empiezan a llegar españoles en mayor cantidad, acompañados de sus esclavos negros los que llegaban desde las Antillas y traían costumbres ya mestizas creadas en el Caribe, sobre todo la música y la danza. Es posible que de Cuba llegaran instrumentos diversos, de los que solamente se adaptaron a nuestras costumbres: el güiro, calabazo, y la quijada de burro, sumados a la guitarra, la vihuela, el laúd y la bandurria, sin olvidarnos del arpa y el violín que ya existían por estos lares, traídos por los conquistadores.
Con respecto a nuestro "Zapateo" o "Contrapunto de Pasadas" podemos decir que es un desafío que se desarrolla con golpes de pies (planta y talón) y con percusión corporal, entre dos bailarines. El único acompañamiento musical para este duelo, es una guitarra, cuyo ejecutante es escogido de mutuo acuerdo de los participantes, al igual que la elección del Juez, con prestigio de conocedor e imparcial, quien proclamaría al ganador; la melodía puede estar en modo mayor o menor.
Las reglas del contrapunto la deciden los contrincantes, pudiendo ser como mínimo de "5-3", lo que significa que de un máximo de 5 pasadas, quien gane 3 será el vencedor; extendiéndose a veces –por mutuo acuerdo– a "7-4"; "9-5" etcétera.
Era el año de 1947, estábamos en la casa de Carlos Hayre en Surquillo, cuando vimos por primera vez un "contrapunto de pasadas amistoso" entre los hermanos Soto de la Colina, apodados cariñosamente "Punta" y "Colora'o", su forma de "zapatear" era totalmente diferente de los que luego veríamos por 1950, en casa de don Porfirio Vásquez. Ellos golpeaban el piso con el pie entero, de vez en cuando con la planta o con el talón, utilizando las palmas abiertas para hacerlas sonar contra su cuerpo, de la forma como hasta ahora se zapatea en Cañete y Chincha, fue Amador Ballumbrosio la mejor muestra.
Porfirio nos contó como "inventó" el zapateo actual. Rosa Elvira Figueroa, directora del grupo "Perú, canta y baila", lo confundió con su hermano Carlos y lo invitó a dar clases de zapateo. Sabía Porfirio que la señorita Figueroa buscaba el zapateo norteamericano que había hecho famoso a Carlos –el "tap"–, muy distinto al peruano. Al no encontrar a su hermano, estuvo "matinée, vermouth y noche" del viernes, sábado y domingo, viendo en el cine bailar a Fred Astaire. El "tap" se acompaña con orquesta y en otro compás, por lo que con su gran ingenio adaptó al compás de la guitarra criolla, su zapateo; de allí vendría el velocísimo y agradable repique de punta y taco que aplaudimos actualmente.
Tomado del Sumplemento Variedades del diario El Peruano
GRASSIAS
ResponderEliminarLO AMÉ, ME ENCANTÓ. MUCHÍSIMAS GRACIAS.
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