domingo, 13 de febrero de 2011

FELIPE PINGLO ALVA

Tomado del Suplemento Variedades del diario El Peruano 15/11/2010

FELIPE PINGLO ALVA
El Vallejo de nuestra canción


El aporte de Felipe Pinglo a la cultura peruana va más allá de la música criolla. Fue un creador genial que supo interpretar el sentir del pueblo como lo hizo, a través de la literatura, el gran César Vallejo.
A unas semanas de la celebración del Día de la Canción Criolla –después de un rápido recuento entre centros musicales, programas de radio y televisión–, el más alto representante de ésta fue el menos cantado; sin siquiera mencionar en las peñas comerciales.
A 77 años de su ausencia física, sigue siendo el creador popular más importante de la canción, no sólo de nuestro país, sino de toda América Latina. Su obra y su vida han sido tergiversadas. En algunos casos sin mala fe y en otros, deliberadamente.
Del mismo modo ha sucedido con nuestro inmenso cholo: César Vallejo. Los auspiciadores del "arte por el arte", los que creen que los problemas del hombre son ajenos al artista y que los que escriben o pintan: sobre la injusticia, el hambre o el dolor son: resentidos sociales, dicen del artista que denuncia, que reclama, que protesta: "no ha resuelto bien su complejo de Edipo"; consiguiendo que los seguidores de Freud se acomplejen y callen.
Cuando a Jean Paul Sartre le encargaron escribir el guión para la película sobra la vida de Freud, empezó: "Edipo jamás conoció su complejo, Freud sí".
Por supuesto que le quitaron el libreto. Y cuando Albert Einstein por 1933 le pidió al sicoanalista firmar un documento denunciando a Hitler, se negó.
José Carlos Mariategui, José María Arguedas y Felipe Pinglo provenían de las llamadas familias disfuncionales, quienes –supuestamente– crecieron con sentimientos de pérdida, vacío y cólera; encajando a la perfección en las características de un ser resentido. Toda regla tiene su excepción. Las vivencias en sus infancias, les dio la virtud de la sensibilidad; seres emocionales, intuitivos, receptivos; los que muchas veces fueron calificados como débiles o llorones.
El valse "La oración del labriego" (1934) de Pinglo, tiene su equivalente en el poema "Masa" de Vallejo, pues como dice José Antonio Bravo: "desde donde se encuentren, sabrán que el mensaje está escrito con el mismo idioma del espíritu universal, del ritmo interior, que sostiene la creación de los grandes bardos".

La Oración del Labriego –valse–
Es ya de madrugada, el labriego despierta,
al entreabrir sus ojos la luz del alba ve;
entonces presuroso, saliendo de su lecho
musita esta plegaria lleno de amor y fe:
"Señor, Tú que has creado las aguas de los
ríos
y a los prados permites el verdor que se ve,
no niegues al labriego el divino rocío
que con cada caída alegra nuestro ser.
La campiña que luce hermosos atributos,
por ti florece siempre, cual ameno vergel;
pero si Tú nos niegas agua, sol y rocío,
morirán los labriegos de inanición y sed".

MASA Poema XIII de España aparta de mi
este caliz (1937)

Al fin de la batalla,
y muerto ya el combatiente, vino hacia él un
hombre
y le dijo: "No mueras, te amo tanto!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
"No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra
la muerte!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate, hermano!"
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces, todos los hombres de la Tierra
le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...


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