ENTRE VELOS Y ESDRÚJULAS
EL VALSE LATIN
Por Manuel Acosta Ojeda
Anna Pavlova es considerada como una de las mejores bailarinas de ballet de la historia y el Perú tuvo la suerte de conocer su arte a comienzos del siglo XX. El impacto que causó fue tan grande que fue musa de poetas y músicos, como se recuerda en este artículo.
Corría el año de 1917 y el Perú -concentrado en Lima-, dirigido por el presidente José Pardo y Barreda, era una importante plaza para las presentaciones de artistas internacionales de todos los géneros.
La rusa Anna Pavlova, llegó a Lima el 20 de mayo 1917. Bailarina considerada como la cumbre de lo clásico, la "gracia alada", envolvió con sus
giros a lo más alto de la intelectualidad capitalina. Su presentación en el Teatro Municipal, hoy Segura, fue un espectáculo no solo artístico, sino social, sin precedentes.
"El acontecimiento más sensacional en este plano (artístico) se produjo al llegar a Lima, (se estrenó el 25 de mayo de 1917), la rusa Anna Pavlova, quien dio a conocer un ballet moderno, con figuras de primera magnitud, reunidas dentro de un conjunto organizado dentro de un vasto espectáculo de arte" (1).
Versos libres, prosas, crónicas, artículos y un soneto octonario (dieciséis sílabas cada verso), musicalizado en ritmo de valse, son testigos sin tiempo de su recuerdo.
El tacneño Juan Valles Vargas escribió "Anna Pavlova", que fue musicalizado, a pedido del autor, por Manuel Covarrubias Castillo, obra bautizada en los barrios como: "Las esdrújulas", "El valse latín" o "A la paloma".
Anna Pavlova
Siguiendo de la música el movimiento armónico,
las ideales sílfides de condición elástica
anímense al unísono bajo el poder sinfónico
en floración cromática como visión fantástica.
No existe en lo pictórico, un cuadro más poético
ni habrá un ensueño célico que encierre mejor mímica
la persuasión es gráfica, el lineamiento estético,
la evocación histórica, la volición anímica.
A veces tiene un vórtice emocional, patético,
que con intuición rítmica, en una acción deífica,
traduce su habla típica y adquiere un fin estético.
Tal es, entre esa cátedra selvática, esotérica
Pavlova la Tersípcore, psicóloga mirífica
en el papel de alígera, libélula quimérica.
Lo poco usual de las palabras que el poeta coloca en estos versos, crearon una gran confusión entre los cantores y los diletantes. Pocos fueron los que se atrevieron a interpretarla, pues sus vocablos, exageradamente rebuscados, con el fin de esdrujulizar el soneto, causaban desconcierto. El Dúo Limeño, conformado por Enrique Peña y Simón Cárdenas, primera y segunda voces, respectivamente, fue el primero en llevarlo al disco, siendo esta grabación muy cercana, en letra y música, a la original. Años más tarde Los Troveros Criollos, integrados por Luis Garland, primera guitarra y segunda voz, Humberto Pejovés, primera voz, y Pepe Ladd, guitarra de apoyo y tercera voz, le darían su toque característico en 1956, donde la segunda cuarteta es cantada luego de los dos tercetos.
Llegaron también las bailarinas de ballet "moderno": Felyne Verbist, belga, la española Tórtola Valencia y Norka Rouskaya, causante del mayor
sensacionalismo periodístico, digno de nuestra época.
El domingo 4 de noviembre de 1917 y después de pedir los permisos pertinentes, Norka Rouskaya ingreso al cementerio Presbítero Maestro cubierta
con una túnica gris y descalza, al mismo estilo de Isadora Duncan, danzando sobre las notas de "La marcha fúnebre" de Chopin, brotadas desde
un violín. Pero no solo la acompañaba su madre, sino también un grupo de jóvenes, entre quienes se encontraban José Carlos Mariategui, César Falcón, Abraham Valdelomar, Alejandro Ureta, terminando detenidos por la profanación de un campo santo e inmediatamente liberados, pues no existía norma legal que hubieran infringido.
Finalmente amigo lector, con el mayor respeto, esperamos no tenga que buscar un diccionario, como tuve que hacerlo yo.
(1) Historia de la República del Perú. Jorge Basadre, 1970
Tomado del suplemento Variedades del diario El Peruano (07/03/2011)
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