martes, 17 de mayo de 2011

EL CANTO DE LUIS PARDO I

BENEFACTOR DE LOS POBRES

EL CANTO DE LUIS PARDO | 1

Por Manuel Acosta Ojeda

El tiempo no ha podido borrar la fama de Luis Pardo, el "benefactor de los pobres" de Chiquián, Áncash. Su fama llevó a varios poetas a escribir sus aventuras y pesares, como la que se cuenta en este artículo y que derivó luego en un famoso valse.

Un día como mañana, 5 de enero, pero de 1909, murió don Telmo Luis Pardo Novoa, a quien se le conoce como: "el famoso bandolero" pues así dice v el último verso –groseramente tergiversado– del valse: "El canto de Luis Pardo", el que se hizo famoso con el titulo de "La andarita", cariñoso sobrenombre con que Pardo llamaba a su adorada Zoila Tapia, mencionado en el segundo verso de la primera décima.

"Ven acá mi compañera;
ven tú, mi dulce andarita,
tú sola, sola, solita,
que me traes la quimera
de aquella mi edad primera,
en el campo, deslizada
junto de mi madre amada
y de mi padre querido;
era semejante al nido
que hace el ave en la enramada."

Nuestro personaje era hijo de una familia acaudalada, nació en la Hacienda "Pancal" –de propiedad de su padre– el 19 de agosto de 1874, en Chiquián, provincia de Bolognesi, Áncash.

Su padre, don Pedro, era un gamonal, cuyo comportamiento con los peones siempre fue justo. Combatía la tiranía, razón por la que integró las "montoneras" de Andrés A. Cáceres quién luchaba contra el dictador Nicolás de Piérola; posiblemente eso y las rivalidades políticas serían las causas de su asesinato. Este hecho llenó de pena incontenible a su viuda, llevándola a la muerte.

Estos trágicos sucesos alimentaron la rebeldía que ya habitaba en el alma de Luis, a los 11 años vengó la muerte de su padre, matando a sus verdugos, pues decidió hacer justicia por sus propias manos.

Formó un grupo con jóvenes que sentían como él, iniciando una serie de expropiaciones de las riquezas de los crueles hacendados, las que luego repartía entre los más necesitados; esto consiguió que los pobres lo consideraran como un héroe, haciendo muy difícil su captura, pues durante años gozo del cariño del pueblo, quien lo protegía.

En esta historia, la verdad ha ido demorando mucho y cada vez se enreda más por las diferentes versiones, algunas antojadizas a favor, otras en contra; por ejemplo el documentalista Roberto Aldave, –paisano y pariente lejano– dice que es falso el compadrazgo con Celedonio Gamarra, personaje que murió con él, que "era un campesino que había acudido a las zonas altas de Cajacay a realizar un trueque. Le pidieron que acompañe a Luis y murió con él".

Dice también que un gamonal de apellido Morán fue quién, enterado de la presencia de Luis Pardo dentro de sus tierras, ordenó a sus campesinos acorralarlo, y así se hizo hasta que llegó la tropa de caballería enviada por el gobierno de Augusto B. Leguía, integrada por 50 gendarmes, comandados por el Sargento Mayor Álvaro Toro Mazote.

Él al verse indefenso pues no tenía ya municiones, prefirió –antes de caer en manos de la "justicia" que lo mataría sin juicio alguno– arrojarse junto con Celedonio Gamarra al río Tingo –que hoy en su honor lleva su nombre– donde fueron acribillados. Luego los sacaron del río llevándolos hasta la plaza principal. Se dice que ya muertos, pero pretextando un "tiro de gracia", un alférez le disparó en la cabeza, causando el llanto y la protesta del pueblo.

A pocos días de su muerte, en la ciudad de Lima, ocurriría un suceso muy extraño; llega al semanario La Integridad, que dirigía don Abelardo Gamarra "El Tunante", una carta que contenía un poema con 11 décimas; tema que trataremos la próxima semana.

Tomado del Suplemento Variedades El Peruano

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